6/08/2019

Teodoro, el conejo de la villa de Pelham

(slice of life)
Miriam Ventura



Un residente de la villa que no se parece a mi. Tampoco es que me parezco a la mayoría de los residentes de Pelham, nada que ver. Los días en que la yerba esta a sus anchas y en sus buenas, son precisamente los días en que soy como alma en pena, porque con mi millón de alergias me tengo que encerrar en casa. Aquella tarde, un Junio como ahora, pero en el 2018, agarré el colirio, las gafas y un protector de boca y nariz, iba rumbo al desafío con Doña Canon al hombro. Crucé los parques, desafié los árboles, la "yerba", todo, asi que de estornudo en estornudo "to me jedía y na me olía" rompí el encierro aterrador de los seres asmáticos histamínicos. En el camino me encontre con su presencia.
El, a quien bautice como Teodoro, “el conejo de la villa de Pelham” disfrutaba de un banquete inigualable. Deboraba a toda máquina toda la grama a su paso mientras a mi el olor de me mataba. Recuerdo esa tarde, era jueves. Le ví comer tanta y tanta grama sin inmutarse por mi presencia, sin  perturbación, sin un solo estornudo, comer a cuerpo de rey, asi que me dije "joder confórmate" Miriam. Entonces retorne sin quejas a la casa de cristal que habito. En el camino me tomé un haagen dazs. Me supo a gloria!