11/07/2014

Lo diaspórico un pasivo, lo transnacional, es un activo de la ingobernabilidad





Por Miriam Ventura

Por Miriam Ventura
Westchester NY.-Presente credenciales en los diarios de New York y Republica Dominicana, y con la publicación de Memorias de la Transnacionalidad. (Editora La Mano News, 2004, RD-NY) en relación a si los dominicanos radicados en EEUU, son o no, una diáspora, y ultramarinos. La diáspora es cruce y diseminación,  induce a desplazamientos forzosos, al trauma colectivo que ocasiona el retorno al país de origen, implica ruptura, perdida de territorio, erancia. A pesar de elementos característicos de la diáspora, los dominicanos en EEUU, no lo son.
Pueden retornar al país de origen, no rompe con su identidad, ni mucho menos con el concepto estado nación, ni intenta cambiarlo, es mas se identifica con él y con cuantas medidas tomen sus representantes para mantenerlo de pie. Por el contrario, el concepto más cercano al proceso migratorio del dominicano es la Transnacionalidad. Un ente diaspórico migracional es distinto a un ente transnacional aunque compartan elementos comunes.
La Transnacionalidad proviene del concepto globalización, que no es más que el proceso de integración internacional fruto del intercambio de visiones abarcadoras que incluyen los aspectos de política, economía, y cultura. Es la orquestación de políticas estatales para conciliar tales aspectos. La Transnacionalidad es parte de una amplia cultura de estudios y debates cuyas características define a los migrantes y a todo aquel que ejerza influencia política, económica y cultural en el país de origen, desde el país receptor o desde la otra frontera, la influencia es tan fuerte que los migrantes transnacionales son responsables del cambiando en ciertos patrones y conceptos para redefinir lo “nacional”.
En la Transnacionalidad se mantiene una identidad definida en el origen. No importa que el ambiente sea “unheimlich” (no de hogar), el transnacional mantiene su identidad heimlich (de hogar), los judíos se vieron obligados a convertirse en diáspora, los dominicanos no, sin embargo, y, a pesar, cada inmigrante dominicano se asume agente y sujeto de una dominicanidad transnacional y diversa: Busca y lee los medios de comunicación de RD, realiza trabajos, hábitos, profesiones, oficios que le refieran el país de la memoria, sigue y promueve las incidencias políticas y culturales de su país, guarda luto por sus muertos, crea comunidades en las redes sociales, espacios públicos, y a pesar de la piedra en el camino, amplios sectores de la dominicanidad asumen su voz crítica y una militancia en la disensión en el manejo de la política y la corrupción de RD, así como una nueva visión de permanencia y ciudadanía critica en USA.
Miles de dominicanos echaron raíces en USA, segundas y terceras generaciones muestran matices de un mismo transnacionalismo. Van y vienen, invierte en RD, envían remesas, son parte de la reserva económica de la nación, los hay migrantes de ocasión. Asumir con criticidad, construcción y deconstrucción las dos orillas es una de las características peculiares del transnacional
La Transnacionalidad es parte del proceso de globalización. Cada dominicano fuera de RD sabe, intuye, de cómo en el país de las “maravillas” (RD), un hombre apareció con su “luz” a conversar sobre la Globalización. Ese hombre llamado Leonel Fernández Reina, creo su proyecto Fundación Global para la Democracia- FUNGLODE-. Nace entonces la nueva patria soñada por Fernández. La patria alimentada por la gobernabilidad, que no es más que el cuidado de la reproducción del orden establecido por parte del estado. No obstante si la gobernabilidad y su polo opuesto la ingobernabilidad, son parte del mismo proceso globalizador porque la sociedad civil dominicana, los intelectuales de RD y los radicados en USA, los políticos dominicanos electos en EEUU, no se han propuesto una discusión honesta sobre lo no estatal, partidista y gubernamental? Es decir la ingobernabilidad.
El que sí está claro es Leonel Fernández Reina, quien no prestó otra atención a la ingobernabilidad, más allá de la omisión desde el abordaje de la gobernabilidad. Entendida su importancia para cualquier estado que una vez deje consumado los procesos de acumulación capitalista, se reconstruirá como un estado benefactor, la propuesta ulterior del gobierno dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana.
Cuál es el peligro de ser diáspora? Lo de FUNGLODE no es una “dispersión” aquí. Por qué si la Transnacionalidad es parte de la globalización, las discusiones sobre desterritorialilzacion, los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, los oficiales y políticos dominicanos electos en USA, -en alianza o membrecía con dicho partido-, el gobierno dominicano, sus instancias representativas en NY y aliados de sectores académicos, insisten en llamar diáspora a la dominicanidad? Estudios recientes muestran la tendencia a un intercambio cultural amplio sin asimilación perniciosa?
De acuerdo con la encuesta del Pew (Pew Research Center) va en aumento los latinos que primero se identifican por el país de origen de sus padres que como estadounidenses. Más de la mitad (52%) en edades de 16 a 25 años. El estudio cita a los dominicanos entre otros grupos étnicos. Un adicional 20% al describirse a si mismo lo hacen de forma general con los términos "hispano" o "latino" y sólo alrededor de un 24% , es decir uno de cada cuatro consultados se describe "americano".
El mismo estudio del Pew establece que de los niños nacidos en Estados Unidos de padres inmigrantes, sólo el 33% de estos latinos de segunda generación utiliza la nacionalidad estadounidense en primer lugar, mientras que el 21% se refieren a sí mismos como latinos. No estaría más a tono con el discurso globalizador del partido que gobierna la R.D., denominar transnacional, la dominicanidad? Lo que por demás, si es.
Aquí está el truquito. Ser transnacional otorga derechos y poderes en el estado emisor y el estado receptor. Digamos que un dominicano ciudadano ejemplar de las dos naciones, tira por la borda los territorios diplomáticos, su ser “patrióticos” , se querella en territorio estadounidense contra un Comisionado de Cultura o un Consulado Dominicano, solicitándole no se use mas el símbolo de New York City (Seal of New York) para homenajear gente sin obra, con expedientes poco gratos en lo civil, familiar y de otra índole, qué pasaría?
Será escuchado porque tiene derechos y especialmente porque lo transnacional proyecta esos derechos y deberes internacionalmente más allá de lo étnico y diaspóricos, que solo el contexto político de la migración define y contiene. Si decide quejarse ese ciudadano residente transnacional de las dos orillas, ante la impropiedad jurídica de tener un cónsul que firma, y otro que cobra, ese dominicano transnacional será oído. Eso no sucedería bajo la diáspora, a menos que demuestre la existencia de un estado jurídica y funcionalmente estable. Y aquí retornamos a la contradicción de ser una diáspora. Esa, diáspora recurso de poder solo sirve para la división. Etiquetarlo en la diáspora, es debilitarlo, dividirlo, dispersarlo, tratarlo como sin patria, -la que vuelve a adquirida cada vez que gobierno y el estado dominicano otorga el favor de la legitimización. Regalar un pedacito de patria, es estrujarle a la “Juanita cargada de lejanía”, como la esfinge que le espera.