4/04/2017

El feminismo nunca ha sido sinónimo de terrorismo. ¿para qué comenzar ahora?



Por Miriam Ventura

Westchester NY.-Así titulé un artículo que comencé a escribir para contestarle a una escritora de RD que escribió sobre “la orfandad de padres vivos” de algunas poetas incluida quien aquí firma y otros textos “dale que te pego” … sobre el Género, el 8 de marzo y el feminismo. Como material de derribo, abandone la empresa, porque total solo quería aclararle que el mío padre siempre estuvo presente y total quienes me conocen desde Santo Domingo, saben que mi padre siempre estuvo a mi lado en vida, en mi hogar, vale, que me crio y fue recién en el 2013 que transmigro y un año después siguió sus pasos mi madre.
Con este párrafo comenzaba aquel artículo: “El concepto de guerra civil entre sistemas, es un recurso disfuncional. Un terreno movedizo que algunas feministas y promotoras del feminismo pisan. Un matriarcado basado en combatir los males del machismo con la misma genética del patriarcado; es decir: control, dominación, opresión y privilegios, dejan fuera la problemática cultural de la mujer y la sociedad misma, cayendo en un feminismo mafioso. Ahora bien, el feminismo como tal nunca ha sido sinónimo de terrorismo. ¿Para qué comenzar ahora?”
¡Hoy estoy de reciclaje! Retomo el artículo de marras, porque su trasfondo sigue vigente. Nos encontramos frente a feministas rabiosas, sectoriales, feminista que proclaman ir casa por casa a matar los hombres victimarios, “malos” y abusadores, protagonistas de los “feminicidios”, pero de igual forma nos topetamos con mujeres jefas y enlaces del gobierno dominicano que crean clubes, fundaciones, ongs, círculos y grupos sectarios, de carácter elitistas que segregan a las propias mujeres. ¡Caiga quien caiga!
Feministas, mujeres liberadas cuyas voces hace tiempo están ancladas en el poder, la oficialidad, los estándares, los gobiernos, por ello, hoy en día tenemos a las “Chicas poderosas”, las voces trasnochadas de seudos “Areitos”, de una literatura panfletariamente a mansalva, “círculos de lectores”, y clubes que no solo proliferan en Quisqueya sino en el exterior y que son mantenidas allá y aquí por el Estado dominicano vía el Ministerio de Cultura, sus entidades paralelas, y en general por la dictadura constitucional del Partido de la Liberación Dominicana.
La Practica homogeneizante en dependencia de todo lo que en materia cultural el gobierno dominicano decide lo encontramos reproducida en los espacios más intrincados de la costa Este y hasta en los vecindarios más emblemáticos de Nueva York.
Entrando en materia. ¿Qué necesidad hay de individualizar sistemas para cambiar una sociedad? Si una sociedad tiene problemas la causa no es de un solo individuo.
Por ejemplo, en el patriarcado, el “tú a tú” entre el hombre y la mujer, promovido por algunas feministas en RD y NY podría funcionar si se tratara de un país, una sociedad o una comunidad “burbuja” desconectada de la red de individuos del conglomerado, pero como no es así, el caos de disociación es lo que define la oferta: más de lo mismo, más del producto del patriarcado y de la manipulación político-partidista y de género.
Como vivo de este lado, y escribo desde la costa Este (upstate New York) simplifico el asunto de la siguiente manera: Es absurdo yuxtaponer el patriarcado con el matriarcado, sin entender la trascendencia del matriarcado nativo-americano, quienes conciben el género como un spectrum no algo binario, incluso mucho antes del LGBT. En este sentido, si hablásemos de género, paridad laboral, igualdad social, división del trabajo, etc., no debemos olvidar a las “Hearty women” o “Mujeres acorazonadas” de las sociedades nativas.
En el contexto de los apandillamientos de mujeres y hombres del gobierno dominicano o de su sequito en sectas partidistas, literarias, culturales, identitarias, fundacionales y religiosas solo hace evidente la perpetuación de la opresión so-pretexto del feminismo. Me pregunto ¿Cuántas “mujeres acorazonadas “tienen los espacios donde funcionan algunas de las sectas culturales, de género y grupos partidistas en mención?
A este punto hago un paralelo en el contexto del racismo en Estados Unidos, ya que a este lo alimenta el rechazo al otro, a la alteridad identitaria, (el Black Power y su yuxtaposición el White Power).
El poder del hombre, el poder del partido, el poder de una cultura, el poder de una religión, el poder de un género, no debe hacer perder de vista los conflictos, y contradicciones políticas de la sociedad en su conjunto.
¡En la viña del señor hay de todo! Como en los feminismos, los apandillamientos mafiosos y partidistas nunca han sido buenos. Llevan a la exclusión, al silencio a ultranza. Coronan las batallas perdedoras ¡que no lo son!
Desde las gradas, a distancia de la arena, sin acta diurna, es cuando reconocemos quienes somos. Alguien tendrá que abrir el sótano y buscar más allá, en el underground.