1/21/2018

CLAVES PARA FANTASMAS

"Una vez mas el yo poético de Miriam Ventura se pasea por la ciudad, esta vez por una ciudad abandonada como la de los cuentos de Borges, recogiendo símbolos y descifrando claves" 

Ana María Hernández.









INTRODUCCIóN

Miriam Ventura comenzó a publicar en los años ochenta. De ella se ha dicho que es capaz de trabajar como la hormiga en busca de gritar, decir, comunicar [1]. La colección que aquí se publica, escrita en los ochenta y revisada copiosamente en lo sucesivo, es el fruto de numerosos años de paciente trabajo y depuración progresiva.
Ventura ha declarado que Claves Para Fantasmas ha sido la obra que más le ha costado dar a nacer, replegándose en sus entrañas y en su mente y pidiendo constantes revisiones hasta llegar a su culminación. En efecto la obra es una suma poética que gira alrededor de unos cincuenta poemas originales concebidos en la colección y que la poeta pensó publicar en 1986.
La edición que motivan esta introducción y que pronto verán la luz también incluye selección de otros libros escritos en los ochenta y noventa. Aproximadamente una veintena provienen de los libros inéditos Lunares y Descargas, donde la poeta explora el erotismo desde el punto de vista femenino; otros tantos se derriban de De Cartas y Sentencias y de Sortijas de Lenguas, donde la poeta inscribe su visión alucinante en un marco cotidiano. Esta última colección ha sido ampliamente antologada y citada en publicaciones literarias.
Miriam Ventura estudio Ciencias de la Comunicación en la Universidad Central del Este (UCE).Durante sus años universitarios se vinculó a una serie de grupos literarios y cinematográficos, con lo que buscaba expresión artística ideológicamente auténtica y formalmente innovadora. Entre estos grupos descuellan "35 milímetros" e "Imagen 80" ambos dedicados a la crítica cinematográfica. En relación con la literatura, también tuvo cierto acercamiento con el Taller Literario Cesar Vallejo, compuesto básicamente por hombres, este acercamiento se produjo básicamente después de una breve prisión junto a otros escritores y activistas culturales durante el gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco, en 1980. Ventura también fue fundadora de grupos literarios interbarriales.
El encuentro clave se produce a mediado de los ochenta cuando junto a otras jóvenes poetas constituye el Circulo de Mujeres Poetas de la República dominicana, la prensa se hizo eco de la la primera gran actividad del grupo, un homenaje rendido a la poeta dominicana Aida Cartagena Portalatin-hoy fallecida-. "De Poetas a Poeta" y que consistió en un gran recital en donde fueron musicalizados e interpretados los poemas de las integrantes por el arreglista y compositor Manuel Jiménez y la intérprete de música afro-dominicana, contra alto Xiomara Fortuna.
Otro de los logros fue creación del Primer Suplemento Literario escrito y producido por mujeres escritoras. Sin embargo, el espítu critico de Miriam Ventura la llevo a alejarse del grupo tan celebrado incluso por intelectuales de la talla de Juan Bosch, quien llegó a afirmar en relación a Ventura que le sorprendía la capacidad de la poeta para sorprenderse de todo…. Miriam Ventura más adelante pronosticaría que el grupo no pasaría de ser un intento de gremialización de la literatura.
Durante los años siguientes la producción poética de Ventura se desarrolla paralelamente con el desempeño del periodismo, la poeta se dará a conocer en los distintos medios de comunicación, a través de sus reportajes, artículos y ensayos, llegando a participar en la producción y co-producción de suplementos dedicados a la literatura y artes plásticas. De ahí su interés por los paralelos entre texto e imagen, el uso de los colores y la síntesis de lo verbal y lo visual.
Su actividad poética va a desembocar en dos volúmenes: el poemario Poemas de la Noche (Santo Domingo. Webber 1985) y Trópico Acerca del Otoño (Santo Domingo. Editora Huellas 1987). La crítica ha señalado la influencia de Cesar Vallejo en estos poemas tempranos, aunque la poeta señalar a otros poetas como fuente de inspiración, pero la poeta señala además su incursión en las lenguas inglesas y francesas, se ha interesado en la producción artística y teórica de Edgar Alan Poe, Ernest Hemingway y Ezra Pound, Charles Baudelaire y André Breton.
Indudablemente la sinestesia baudelaireana, la musicalidad de Poe y las técnicas surrealistas de la renovación del idioma van a dejar sus huellas en la poética de Ventura, quien opina que los temas específicos pasan, pero lo importante es que también tenga vigencia la forma poética para cuando haya pasado la vigencia temática [2].
De Trópico Acerca del Otoño, ha dicho Daisy Cocco de Filippis que " la poeta presenta un trópico que es testigo de momentos de soledad y de alienación, de combate y destrucción...se está frente a una voz poética que ambula por lo general, lentamente por las calles, presenciando y documentando"[3]. En efecto esta es una obra en el que el yo poético asume el papel de observador y testigo. El estilo de este libro fue directo y sin afeites verbales.
Los primeros cincuenta poemas de Claves Para Fantasmas terminaron de escribirse en 1986. En 1988 la poeta visita a Nueva York por primera vez y antes de 1991 volvió a esta ciudad durante varias ocasiones, pará a partir de ese año fijar residencia aquí. La experiencia de la metrópolis dejo palpables huellas sobre la parte de la obra escrita en esta época. El texto que la ha perseguido todos estos años como un desgarre, señala la madurez de la poeta, el sincretismo de varias influencias literarias y la cristalización de su visión como poeta, como mujer y como latinoamericana.
Esta colección nos muestra una nueva fase en el desarrollo estilístico de Miriam Ventura; su voz se vuelve más individual, más profunda; las influencias formativas se han digerido y las penetraciones ambientales se han depurado. El resultado es una obra en que se cristalizan tendencias anteriores; lo esencial se refina y profundiza, el resto se deja caer como una crisálida obsoleta.
Claves Para Fantasmas es una obra de gran sofisticación estilística, destilada formalmente y con el minimalismo del haiku japonés, la jarcha arábico-andaluza o la máxima heraclitana. Al adoptar estas formas primordiales a las cuales vuelve periódicamente la poesía, la poeta parece rechazar o trascender las preocupaciones puramente inscritas en una circunstancia temporal inmediata.
Con el haiku, específicamente estos poemas comparten varias características: la brevedad (tres o cinco versos), la atención al tiempo y lugar específicos, lo sencillo del lenguaje, lo preciso y original de las imágenes-que deben ser sustraídas de la vida común- y lo penetrante de la imagen central. Estos poemas atrapan un momento especifico y lo representan de una forma desnuda, haciéndolo resonar con connotaciones que armonizan el texto añadiéndole múltiples dimensiones.
Como en su libro anterior los adornos se reducen al mínimo, sin embargo, no hallamos en esta obra el tono directo y combativo de algunos de sus poemas anteriores. Una vez más el yo poético se pasea por la ciudad-pero esta es una ciudad abandonada como la de los cuentos borgianos. El yo poético deambula por las ruinas fragmentadas recogiendo símbolos y descifrando claves-claves para fantasmas.
Las claves del libro son una serie de símbolos básicos que se repiten periódicamente, la ciudad, la luna, la rosa, la sonrisa, los espejos, los fantasmas. La repetición de las mismas claves en diferentes contextos va armando redes asociativas que van capturando el significado del mismo símbolo en sus diversas manifestaciones a lo largo de los poemas.
El primer poema señala el tema central y una de las preocupaciones recurrentes en la poesía de Ventura:

Será que ser mujer es
redondear conflictos?

Ventura ha señalado que el feminismo ha sido un constante interés en su quehacer artístico; sin embargo, la poeta ha evadido lo tendencioso y abiertamente militante en su poesía ya que ella piensa que debe hablar en formas y estructuras de valor estético, y no solamente en polémicas de actualidad; la forma trasciende lo inmediato y les habla a las generaciones venideras. Por lo tanto, la poeta ha optado por representar lo femenino a través de símbolos universales que ella particulariza con su tono personal. Uno de estos símbolos es el espejo, que se combina con la luna y la luna del espejo, para aludir a lo ilusorio que se asemeja a lo real sin serlo. Cirlot [4] ha señalado la relación entre el espejo y la luna, puesto que ambos son pasivos-el espejo recibe imágenes ajenas, así como la luna recibe la luz del sol la mujer en nuestra sociedad ha recibido las proyecciones de los hombres a quienes acompaña como madre o musa, sin llegar a proyectar su propia imagen, su propia luz:

Sin que la noten
Una mirada brota
en el acuerdo y desacuerdo de un espejo [9]
Y más adelante:
Que pecado pudo descoser el arco iris
donde quedo el intento del amor
el espejo dirá el desliz que ejecuto la rosa

El símbolo de la rosa reaparece en el poema de la página 19 donde leemos:

En la sangre solo hechizos
el pedazo de la edad que somos
no alcanza a sanar heridas
y me desangro cuando se rompe el abismo de la rosa

La sonrisa y la rosa son también símbolos de diferentes aspectos del arquetipo femenino. La sonrisa representa el enigma dentro de cada mujer, nunca libre para manifestar su verdadera identidad, condenada a reflejar la realidad que proyectan sobre ella los hombres, los que han tenido acceso al texto y la palabra. Sonríe la Mona Liza y la esfinge, la guardiana del significado que debe estar más allá del entendimiento del hombre. la rosa, uno de los epítetos asociados con la virgen María-rosa mística- simboliza lo completo y la perfección[5] y por lo tanto el ideal que se proyecta sobre la mujer y que le impide hallar su propio camino. 
En el último poema citado, la rosa tiene connotaciones sexuales, y en conjunción con las referencias a la sangre, alude al desgarre físico y psicológico inseparables de la experiencia femenina de la sexualidad. La ciudad como símbolo de una realidad tanto interna como externa es otro de los símbolos que proliferan en esta sección del libro. 
Referencias a la ciudad se observan en los poemas de las paginas 15,22,33,37 y 41. Jung [6] ve la ciudad como símbolo de la madre y del principio femenino en general, puesto que protege a sus habitantes como la madre a sus hijos-por eso Rea y Cibeles se representan con una corona semejante a una muralla. Este aspecto del símbolo se aprecia en el siguiente poema:

Infusión de amor como ciudad
si la camino sobre álamos
¿Qué cosa somos cada uno?
Profeta que crece cuando habla
fantasma que muere cuando calla

En este poema el aspecto protector de lo femenino se combina con la función vidente y sibilina de la poeta, que necesita expresar su visión con la misma vehemencia que su amor.
La segunda mitad de la colección-como ya apuntamos-reúne poemas seleccionados de tres colecciones posteriores. En los poemas de Sortija de Lenguas se percibe un cambio de tono fundamental, se abandona el tono sibilino, críptico polisémico de las claves a favor de una voz auto-burlona, casi antipoética. Estos poemas están de nuevo inscritos en una circunstancia concreta, en que se vuelve a las preocupaciones feministas y se intenta trascender las trampas del lenguaje siempre asediando la autenticidad de la expresión femenina con siglos de contextos machistas.
Estos poemas también desarrollan el tema de la identidad de la poeta como creadora, elemento que se enlaza con el anterior y, hasta cierto punto lo neutraliza. Estos son poemas en que la identidad femenina emerge firme y poderosa, prescindiendo del hombre para definirse en su esencia ontológica:

Regresarle al cuerpo su memoria
es lo que quiero
su caja crabtree de versos
donde todas las mujeres que habitan
mis historias son reales
riñen con dios y con el otro. [48]

Preocupación por encontrar la esencia de la identidad femenina por encima y por debajo de los patrones que se le imponen a la mujer en una sociedad machista, continua con poemas como Hay Mujeres [54] Rostros [55] y Sombras [56]. Estos poemas muestran una visión minuciosamente desarrollada por Ventura a lo largo de su trayectoria poética y que se define en su ensayo Erotismo y Literatura, en el que la poeta converge con la afirmación de que "la historia y la realidad demuestran que es la mujer la oprimida, no importa la forma de esta opresión; ello va a determinar una relación especifica con el lenguaje, el uso del mismo funcionara de acuerdo al grado de conciencia y a la visión de la escritora [7]. El tono irónico de estos poemas funciona como una vacuna contra las actitudes machistas que infectan el lenguaje y contaminan toda visión que, por necesidad, necesita apoyarse en un lenguaje creado y utilizado para comunicar hegemonías machistas.
Los poemas de Lunares y Descargas son los más eróticos de la colección; en ellos el yo poético no pierde su realidad ontológica en la fusión física del acto carnal, sino que preserva una fuerza interior que proviene de la auto posesión del espíritu y del intelecto, entre los poemas de este grupo descuella "Otras Puertas", que comienza evocando el éxtasis amoroso y concluye:

He sido una brava oliendo la razón de tu sed
Justo allí he abierto otras puertas [66]

Otros como" Descarga" y" Jubilo “celebran el encuentro erótico en toda su fisicalidad evadiendo, no obstante, las alusiones a las consabidas yuxtaposiciones de agresión\sometimiento, penetración/abandono, inscritas en el discurso erótico tradicionalmente sexista.
Por último, los poemas de De Cartas y Sentencias presentan una visión del amor para nuestro tiempo. Entre ellos se destaca Una Luz Emergente", que evoca a las mujeres endebles y sujetas a caprichos ajenos que precedieron a la poeta-esas mismas mujeres a las que alude en Hay Mujeres-y denuncia a:
Cuantos hicieron de unos cuerpos frágiles
diabólicas fragmentaciones [74]

Uno de los últimos poemas en la colección, "Lo hare saber a mi cuerpo", desafía una vez más el arquetipo de la mujer que se deshace al partir el hombre que la posee y define, exclamando:

Si te vas es solo eso
no que yo haya muerto [79]

Miriam Ventura ha declarado que la visión diferente del erotismo, la alternativa feminista, "representa para la mujer que escribe un reto, el enfrentamiento con el texto" en el que su arma más contundente es la autenticidad. La presente colección de poemas muestra que la poeta ha levantado el guante proverbial, incursionando en territorios tradicionalmente vedados a la mujer y ofreciéndonos una lúcida visión de la siquis femenina y su manera de percibir el erotismo, las emociones y la creatividad.


Ana María Hernández
La Guardia Community College
NY, 1997

Nota de Miriam Ventura
La conocí vía el destacado dramaturgo cubano americano Pedro Monjes Raful de Ollantay Center for the Arts. El le envio algunos poemas mios antes de publicar el libro. Ella habia traducido y presentado a nuestro Pedro Mir en diversos eventos en NY. La profesora Ana María Hernández procuró conocerme y acudí a la cita, que ella y Monjes arreglaron para mi, una poeta relativamente nueva en el ambiente de los latinos y dominicanos en NY. Tuvimos un largo encuentro donde le mostre fotos, documentos, entrevistas, en fin todo lo que ella pidio para conocerme y adentrarse en mi ámbito poéico. La complací y acudí contenta con las manos llenas...El resultado:  este trabajo que me sorprendio. Una cita suya aparece en la contraportada de Claves para fantasmas, como también aparecen citas de Esteban Torres y de Lizabeth Paravisini -Gerbert, quienes también produjeron textos críticos sobre este libro, todos reproducidos ampliamente en los medios de NY, Cuba, Puerto Rico y Republica Dominicana.






















Notas:

1.- Bonaparte Gautreaux Pineiro. Suplemento Cultural El Nacional
mayo 10, 1987
2 Conversacion con Miriam Ventura
Abril 29, 1996
3 Daisy Cocco de Filippis. Mujeres Hispanas y su Escritura; Sandra Maria Esteves, marithelma Acosta, Miriam Ventura. Serie Literatura panel III auspiciado Centro para
Las Artes Ollantay. Marzo 3, 1990
4 J.E Cirlot, A Dictionary Of symbols, trans, by Jak Sage (New York Philosophical Library, 1962), pags 201, 204, 207
5 En Cirlot, 47
6 Miriam Ventura Erotismo y Literatura
artículo periodístico.