El
hombre en medio
de la bruma de la historia
Para
considerarte un triunfador no es necesario haber derrotado a nadie,
sino sentir que has logrado tus expectativas, sean éstas materiales
o espirituales. La peor de las bancarrotas es la de tipo moral,
cuando es vestigio de un retardo irreversible.
Se
puede ser un viejo a cualquier edad, lo mismo que un joven aguerrido.
Está comprobado que la mente es más fuerte que el cuerpo, aún
levantes pesas para campeones en el gimnasio.
Pero
si nos vemos desde un ángulo de la historia, descubriremos que
nuestra suerte ha estado marcada por el trayecto que hemos
transcurrido en término de los conflictos que ha vivido la
humanidad, como dijo el filosofo Publio Terencio Africano, “nada
humano me es ajeno”.
Por
naturaleza aprendemos vivir embebidos en lo inmediato, tratando de
resolver la cotidianidad, las necesidades básicas. Cuando
despertamos es demasiado tarde ante la urgencia de la retroversión.
Lo
simple no es tan simple como parece. La mayoría de las veces los
niños no lloran por dolor, sino que lo hacen como un medio para
comunicar su necesidad. Los animales podrán ser menos inteligentes
que el hombre, pero tienen los sentidos mucho más desarrollados. El
hombre se pierde en el bosque con una facilidad increíble, avanza en
círculo y vuelve al punto de partida, algo que el perro nunca hace.
Inventamos
la brújula para no extraviarnos navegando la mar, algo que las aves
hacen desde miles de años. Ni siquiera en la vida moderna podemos
conducir un automóvil sin el auxilio de un GPS, para transitar
ciudades que nosotros mismos construimos, y en las que posiblemente
hemos nacido.
Decimos
que Dios nos creó a su imagen y semejanza, pero si al burro le
permitieran hablar, seguro que argumentaría que no, fue semejante a
la suya, y con todo derecho, como en el film “El planeta de los
simios”.
Nos
creemos maestros de la tierra y creación especial del universo, sin
embargo, ninguna otra especie ha sido tan destructiva de la
naturaleza como el hombre.
Los
volcanes y los terremotos no son un castigo de Dios, son procesos
naturales de la tierra para modificar sus estructuras, igual que
cualquier ser vivo, semejante a nosotros que tenemos que hacer
ejercicios físicos para funcionar eficientemente.
La
tierra siempre está temblando porque continuamente se mueven las
fallas tectónicas, no importa si lo percibimos o no, para ella somos
otro elemento más en su superficie redonda. Pero lanzar una bomba
atómica sobre un país, sin considerar que aquellos eran semejantes,
aún más, semejantes a la imagen de creador, se sale de lo ordinario
y nos convierte en algo alejados de los nobles animales.
La
historia nos demuestra que hemos vivido y vivimos una cultura de
violencia, y detrás de ella se ocultan los intereses mezquinos de
quienes quieren vivir explotando el recurso ajeno. Como remanente
genético del modo de sobrevivencia y evolución.
En
cada hombre vive un virtual gigante, escondido en la madriguera de su
inmoralidad y lo peor es que éste crea que su fatalismo es producto
de su pecado.
La
peor concepción de la humanidad ha sido el pecado, porque con el
pecado se justifica la idea del perdón, cuando en realidad, es
juicioso que el individuo se reivindique de sus crimines asumiendo
la consciencia de manera responsable ante la sociedad a la que ha
perjudicado. Sin embargo, es del dominio de todos, que la fe se ubica
por encima de la ciencia o la razón.
Millones
de seres humanos renuncian al espacio vital de su limitada vida con
la esperanza de ser recompensado después de la muerte.
No
importa si fuera la intención, pero esa ideología beneficia y
perpetua la miseria, que es el peor de lo pecados.
Una
cosa lleva a la otra, después de la Primera y Segunda Guerra
Mundial, las potencias envueltas en tal genocidio, llamaron a los
países vencidos y a los neutrales, los pobres y a los ricos, con el
fin de justificar manera para evitar tales catástrofes a la
humanidad, pero no lo hicieron sanamente, sino que establecieron
organizaciones mundiales, entre ellas, la Organizacion de las
Naciones Unidas ()NU), la Food and Agriculture Organization of
the United Nations
(FAO),
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La
mision de estas organizaciones fue la de evitar eventos como la gran
depresión de 1929, pero no fue posible evitar las guerras, porque
siempre se antepusieron los intereses, los grandes capitales y en
segundo plano, la miseria del hombre en países pobres y ricos.
Así
terminamos en la presente época con el modelo neoliberal, en la que
las guerras de hoy son iguales a las de antes, provocadas por el
capital, dólares, petrodólares, u oro de Japón, Rusia, China, los
Estados Unidos de América, sin dejar de lado a Inglaterra, Canadá y
Brasil.
Lo
que indica que a pesar de la prisión que sufrió Nelson Mandela, el
asesinato de Martín Luther King, Gandhi y otros mártires, a pesar
de la revolución cubana, a pesar de creernos hijos de Dios,
continuaremos en el vértice de la muerte, hasta tanto, como hombre
comprendamos, nuestros caminos demandan nuevos y profundos recodos.
Editado para su reproducción en https://www.miriamventurajournalism.com
Eramis Cruz es un reconocido activista comunitario, que en su filosofia nos acerca a lo simple desde perspectivas filosoficas y politicas profundas e interesantes. Cada día se reedita con nuevas militancias, proyectos y metas a favor de la comunidad. Ha publicado varios libros embarcados en la narrative y la reflexión. En su rol de Editor ha creado para beneficio de amantes de la literature y futuros escritores del Alto Manhattan la Editorial Pie de Amigo. Lea mas de Eramis Cruz en su website Acedaasociado.com
Eramis Cruz es un reconocido activista comunitario, que en su filosofia nos acerca a lo simple desde perspectivas filosoficas y politicas profundas e interesantes. Cada día se reedita con nuevas militancias, proyectos y metas a favor de la comunidad. Ha publicado varios libros embarcados en la narrative y la reflexión. En su rol de Editor ha creado para beneficio de amantes de la literature y futuros escritores del Alto Manhattan la Editorial Pie de Amigo. Lea mas de Eramis Cruz en su website Acedaasociado.com